1º Estamos a la obediencia del Ejército y aceptaremos cuantos objetivos nos encarguen allí donde sus unidades inicien o secunden el movimiento.
2º Cuando actuemos encuadrados en unidades militares no se consentirá que vaya otra bandera que la bicolor o ninguna.
3º Cuando actuemos separados en unidades nuestras, llevaremos nuestra bandera, nuestros símbolos, vivas, organización y jerarquía.
4º En este caso, cuando ya se esté actuando se consagrarán al Sagrado Corazón de Jesús, y según sea posible harán aquellos actos de piedad o de prácticas de Sacramentos que se pueda.
5º La orden de actuar la darán los elementos militares con quienes ya está en relación y ellos indicarán el movimiento, y en el caso de que tarde, procurarán estimularles a decidirse.
6º Si en algún sitio fracasara la empresa, nosotros hemos de quedar actuando, concentrándonos dónde y cómo deben tener prevenido.
7º Apenas se triunfe, procurarán permanecer en armas en actitud expectante, para en lo posible, esperar orden especial para rendirlas todas a la vez solemnemente ante el nuevo Gobierno.
Por desgracia las prudentes garantías posibles sobre el futuro político no fueron tales, pero el carlismo allí estuvo el 18 de julio de 1936 ofrendándose y entregando la sangre de sus mejores para salvar a España.

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