Nota de prensa de la
COMUNION TRADICIONALISTA CARLISTA DE NAVARRA
Como dicen que una mentira repetida mil veces se convierte en una "verdad", hay que dejar las cosas claras debido a las actuales ignorancias. Las afirmaciones del Sr. Martín Pallín en su conferencia impartida el 17 de noviembre de 2008, organizada por el Parlamento de Navarra, exigen una rectificación. En ellas, recogidas en la prensa local ("Diario de Navarra", 18-XI-2008, p. 24), se yerra sobre la Junta Central Carlista de Navarra, y la Iglesia Católica allá por 1936. Errores que además son calumnias. Si Mons. Fernando Sebastián denunció acertadamente estas injurias contra la Iglesia Católica el 4 y 18-III-2003, ahora nos referiremos a las Juntas Carlistas.
He aquí una Orden de la Jefatura Regional Carlista de Navarra, cuya declaración, desconocida hoy por muchos, ilumina la manera de comportarse en aquellos angustiosos momentos:
"DE LA JEFATURA REGIONAL.
Los Carlistas, soldados, hijos, nietos y biznietos de soldados, no ven enemigos más que en el campo de batalla. Por consiguiente, ningún movilizado voluntario ni afiliado a nuestra inmortal Comunión debe ejercer actos de violencia, así como evitar se cometan en su presencia.
Para nosotros no existen más actos de represalia lícita que los que la Autoridad militar, siempre justa y ponderada, se crea en el deber de ordenar.
El Jefe Regional, JOAQUÍN BALEZTENA"
(Vd. "El Pensamiento Navarro", EPN, nº 11.985, 24-VII-1936, p. 6; EPN, nº 11.986, 25-VII-1936, p. 8. También fue publicado en "Diario de Navarra" el 24-VII-1936).
Pues bien, esta declaración fue ratificada, de forma prolija y clara, por la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra, que prohibió a sus amigos, simpatizantes y en particular a sus fuerzas armadas ejercer actos de violencia. (EPN, nº 11.987, 26-VII-1936, p.1). Todos los historiadores saben que las unidades del requeté carlista se distinguieron por cubrir los frentes de batalla, con unos altos ideales y heroísmo, y no en tareas de "policía" en la retaguardia.
Exigimos a Martín Pallín la rectificación de estas injurias, tal como fueron recogidas por Diario de Navarra, que no deben paralizar la verdad, ni sentar cátedra, ni convertirse en un dogma historiográfico institucional, ni -en consecuencia- quitarnos la libertad incluso científica.
Deseamos que nunca se vuelvan a repetir los males y sufrimientos del pasado y que no se enrede con hechos ocurridos hace más de 70 años. Que no se reabran heridas ya cerradas, y que siempre se respete la verdad.
Junta Regional de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra
Pamplona, 19 de noviembre de 2008
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