miércoles, 15 de julio de 2009

FRAY RAFAEL DE VÉLEZ, FRANCISCANO CAPUCHINO Y ARZOBISPO DE SANTIAGO


En la iglesia del antiguo monasterio benedictino de San Martín Pinario, en Santiago de Compostela, puede observarse esta pintura del que fue arzobispo de la sede compostelana (1825-1850),Manuel José Anguita Téllez, en religión Fray Rafael de Vélez, OFMCap.

Nació en Vélez-Málaga el 15 de octubre de 1777 y falleció en el Monasterio de Herbón el 3 de agosto de 1850. Está enterrado en la catedral de Santiago, cerca de la reja del coro, al lado del Evangelio; pero antes de embalsamarle se le extrajo el corazón, que se conserva en alcohol en una redoma de cristal, en una urna abierta en la pared de la capilla interior del Seminario de Santiago de Compostela, una de las instituciones que impulsó.

Ingresó en los capuchinos de Sevilla en 1792 y fue ordenado sacerdote en 1802. En 1807 era lector de filosofía en el convento de su orden en Córdoba y en 1811, a causa de la guerra, se refugió en el convento de Cádiz. El ambiente del Cádiz de las Cortes inspira su primera obra: Preservativo contra la irreligión (Cádiz 1812, de la que se hicieron diez reediciones en el espacio de un año, incluso en América y Filipinas: Palma 1812 / Granada 1813 / La Habana 1813 / Madrid 1813 / Manila 1813 / Méjico 1813 / Santiago 1813 / Valencia 1813 / Méjico 1814...), que le convierte en uno de los jefes doctrinales del partido servil.

En 1816 es nombrado obispo de Ceuta, sede que ocupa en 1817. En 1818 aparece su Apología del Altar y del Trono (Madrid 1818) [obra terminada ya en 1816], la obra apologética más famosa de principios del XIX en España. Para los realistas supuso un triunfo, para los constitucionalistas y liberales la declaración de guerra al autor y a la obra.

Durante el trienio liberal fue expulsado de su diócesis y confinado en Córdoba, donde sufrió vejaciones y malos tratos, pues se le consideraba desafecto a la causa constitucional.

En 1824 fue nombrado arzobispo de Santiago de Compostela, donde fundó en 1829 el Seminario Conciliar, su gran obra. En 1825 publicó en Madrid Apéndices a las apologías del Altar y del Trono. Era uno de los prelados más adictos a la Santa Sede, e intransigente con las reformas que los gobiernos liberales trataron de introducir al morir Fernando VII, por lo que fue objeto de nuevas persecuciones. En 1835 fue procesado y deportado a Mahón, acusado de afinidad con el calismo. Extinguidas las órdenes religiosas tras la desamortización, Vélez había conservado su hábito y su barba de capuchino. En 1844 pudo regresar a Santiago y un año más tarde Gregorio XVI le nombró administrador apostólico de las diócesis vacantes de Badajoz, Mondoñedo y Oviedo.

Para más información sobre la figura de este santo obispo, "debelador incansable de los malvados y perversos planes que fantaseaba tenían para España filósofos, espíritus fuertes, liberales, iluminados, materialistas, ateos, incrédulos, libertinos, francmasones, impíos y demás ralea. "

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