martes, 26 de enero de 2010

UN REQUETÉ DE PEÑÍSCOLA: EL TENIENTE FRANCISCO ROCA LLOPIS

Notas biográficas sobre el teniente Francisco Roca Llopis (1893-1937).
por Cristóbal Castán-

En la milenaria y rica historia de Peñíscola, como una pequeña gota de agua, permanecen diluidos acontecimientos y gentes que el tiempo ha ido dejando en el olvido. Tal vez éste sea el caso del personaje sobre el que centraremos nuestro trabajo. Quizás para muchos nada diga su nombre, pero lo cierto es que, como tantos y tantos otros, forma parte de esa historia sobre la que casi se ha perdido la memoria, pero que fueron verdaderos protagonistas de la misma.

Este artículo trata de dar a conocer la figura del teniente Francisco Roca Llopis, que fue comandante en jefe del catalán y laureado Tercio de Requetés de Ntra. Sra. de Montserrat durante el verano de 1937, en el transcurso de la defensa de Codo (Zaragoza).

Nació en Peñíscola (Castellón) el 25 de enero de 1893. Su padre, muy popular en la vecindad, ejercía la doble profesión de barbero y practicante. Desde niño, Francisco, compaginaba sus estudios en la escuela con su colaboración en el oficio del padre.

También desde muy joven siente la llamada a la vocación militar y, a la edad de 17 años, deja el hogar y la profesión paterna para ingresar como voluntario en el Regimiento de Infantería San Quintín nº 47, destacado en Figueres (Girona). Empezaba así su carrera en el Ejército.

En 1921, con el empleo de sargento de Infantería, marchó a África con el Batallón expedicionario “Cazadores de las Navas”, donde participó en la guerra de Marruecos, actuando en Ceuta, Tetuán y Larache.

Tras ser ascendido, regresó a la Península, siendo destinado a Castellón, donde contrajo matrimonio con Luisa Morales Batllé. De esta unión nacieron tres hijos.

De convicciones carlistas, durante su permanencia en Castellón, participa activamente en las reuniones y eventos organizados por los diversos Círculos Carlistas de la provincia, especialmente de los del Maestrazgo, su tierra natal.

Tras proclamarse la República y no estando conforme con los derroteros que ésta iba tomando, trató de sublevarse junto a su Regimiento. Por esta acción fue condenado a tres años de prisión, que le fueron conmutados por dos meses de arresto en el castillo de Santa Águeda (Alicante). Al parecer, en este hecho tuvo que ver la mediación del P. Aldebarau, superior de los franciscanos de Villarreal y confesor de la esposa del entonces presidente de la República, D. Niceto Alcalá Zamora.

Cumplida la sanción fue trasladado al Regimiento de Almansa, de guarnición en Tarragona. Allí le sorprendió el estallido y el fracaso del alzamiento cívico-militar, el día 19 de julio. Por sus antecedentes e ideología fue inmediatamente apresado y encerrado en el buque-prisión “Cabo Cullera”, que junto al “Río Segre”, funcionaba como cárcel flotante. Fue condenado a muerte.

Consiguió librarse de ser ejecutado gracias a la intervención de su hermano Ismael, maestro nacional, de ideología carlista como él, pero que mantenía buenas relaciones con destacados dirigentes frentepopulistas de Tarragona que habían sido alumnos suyos. Consiguió que dejaran en libertad a Francisco, con la condición de que se integrara en la Columna Macià-Companys, integrada por milicianos de Esquerra Republicana de Catalunya y de Estat Català y que se organizó en agosto de 1936 para combatir en el frente de Aragón. La primera ocasión que se le presentó la aprovechó para pasarse a la zona controlada por los nacionales. Ya en zona nacional, en Zaragoza, quedó a la espera de solventar su expediente militar en los Cuarteles del Regimiento de Gerona. Fue ascendido a Teniente y pidió su ingreso voluntario en el Requeté de Aragón.
En agosto de 1936 las autoridades carlistas catalanas iniciaron las gestiones para formar en Zaragoza un tercio de Requetés integrado principalmente por catalanes evadidos de la zona republicana. En septiembre esta unidad recibe el nombre de Tercio de Requetés de Nuestra Sra. de Montserrat, que empieza a recibir un importante número de voluntarios. El primer mando lo asumió el 15 de septiembre el alférez de complemento, Pedro Gallart Folch. Se instaló su Cuartel General primero en el Instituto Goya y, más tarde, en el Real Seminario de San Carlos. A esta unidad se incorporará el teniente Roca, formando parte de la Plana Mayor del Tercio de Montserrat en Zaragoza.
El 24 de septiembre parte hacia el frente de Mediana de Aragón la primera sección del Tercio, que queda agregada al Tercio de Requetés de Almogávares. El 9 de noviembre toma el mando de la unidad el teniente de la Guardia Civil Alfonso Fenollera González, natural de Manresa, el 15 de diciembre pasa a mandar la 1ª Compañía del Tercio ya que es nombrado jefe del mismo el capitán retirado Enrique Monteys Carbó, que fue habilitado como comandante.

El 30 de diciembre el Tercio de Montserrat es destinado a Belchite y poco después, el 20 de enero de 1937, a Codo, a tan sólo cinco kilómetros de distancia. Los doscientos requetés que formaban el Tercio permanecieron largos meses en aquella zona del frente de Aragón, controlando el territorio, siempre vigilantes hacia Cataluña, su tierra. Además de esta misión de control y vigilancia dedicaron ese tiempo a fortificar el terreno y ayudar a la población de Codo, donde dejaron una gran huella de admiración y simpatía.

El 3 de agosto de 1937 se produce un nuevo relevo al mando del Tercio, el comandante Enrique Monteys es substituido por el capitán Fenollera, que solo estará en este puesto dieciocho días, ya que el 21 de agosto es destinado a otra unidad. Toma el relevo en la comandancia nuestro protagonista, el teniente Francisco Roca Llopis, que tendrá que hacerse cargo en un difícil momento.
En efecto, el gobierno de la República, instalado en Valencia, decidió dirigir una gran ofensiva hacia Zaragoza, que debía iniciarse en el sector de Belchite, con el fin de descongestionar el ataque nacional sobre Santander. Unos ochenta mil hombres entre fuerzas del ejército de la República, Brigadas Internacionales, milicias anarquistas y comunistas; cuarenta baterías de varios calibres, cien carros de combate, doscientos cinco aviones, y un número indefinido de servicios auxiliares se pusieron en marcha para romper las defensas que rodeaban Zaragoza, entre las que se encontraban los pueblos de Quinto, Codo, Mediana y Belchite.

Los 182 requetés (el mayor de 68 años y el más joven de 16) que defendían Codo, estaban divididos en dos Compañías y distribuidos en las siguientes posiciones:

- Por el Norte del pueblo, la del” Calvario” y la “Casa del Cura”, con la 1ª Sección de la 1ª Compañía, comandada por el alférez Josep Bach de Fontcuberta.
- Por el Noroeste, las del “Pajar”, “Granero” y “Tapia Hera”, con la 2ª sección de la 1ª Compañía al mando del alférez Mauricio Alós de Bobadilla.
- Por el Oeste, la de la “Carretera de Belchite” y “Trinchera nº 1”, defendidas por la 3ª sección de la 1ª Compañía al mando de alférez Lluis Morales Garcés.
- Por el Sur, las de “Ametralladoras” y “Trincheras 2 y 3” con la 1ª sección de la 2ª Compañía, al mando del alférez Francesc Bonet.
- Por el Este, las del “Camino de Quinto” y “Paredón”, defendidas por las mismas fuerzas.
Como jefe de la 1ª Compañía actuaba el alférez Joan Vilà Mas y de la 2ª el alférez Bonet; el alférez médico era el Dr. Ramón Navarro Garriga; el alférez capellán era el joven sacerdote de 26 años, Rvdo. Ramon Carrera Iglesias y, al mando de todos ellos, el teniente peñiscolano Francisco Roca Llopis.

El 24 de agosto se inició la ofensiva republicana. El armamento era muy básico y la munición escasa, por lo que se hacía necesario clavarse en las trincheras y detener a toda costa el avance republicano hacia Zaragoza, defendiendo a toda costa el pueblo de Codo. Ésa era la orden del alto mando, para así ganar tiempo y poder organizar el envío de tropas de refresco al frente atacado.
Las fuerzas republicanas atacaron en un número de entre ocho y diez mil hombres, con cobertura de artillería, morteros, trece tanques y varios escuadrones de caballería. Frente a ellos los 182 hombres del Tercio de Montserrat, algunos paisanos a los que se dotó con los fusiles de los heridos y 40 falangistas de la 2ª Bandera de Aragón destacada en Belchite, que se vieron sorprendidos por el ataque mientras estaban en el campo haciendo maniobras y que, no pudiendo retroceder, se unieron a los requetés en la defensa de Codo.
Casi todas las posiciones resistieron hasta las 12 horas del día 25, a excepción de la del “Calvario” que resistió hasta las 13,30 horas. Los defensores se fueron replegando hacia el pueblo, hacia la parte alta donde se situaban la Iglesia y la Casa del Cura. Desde allí se organizó la última defensa ya a la desesperada y con poquísimas municiones. El teniente Roca realiza una última comunicación con el Teniente Coronel jefe del sector, instalado en Belchite. Según el testimonio que dejó escrito en su diario Antoni Conill, requeté al servicio del botiquín instalado en la Comandancia de Codo y superviviente de la batalla, esta última conversación transcurrió de la siguiente manera:

“[…] ¿Belchite?... ¿Belchite? Aquí Codo, habla el Teniente Comandante del Tercio de Ntra. Sra. de Montserrat.
- Digan
A sus órdenes mi Teniente Coronel. Nuestra situación se hace por momentos insostenible, las municiones están agotadas y si no llegan refuerzos…
- Lo único que les puedo decir es que no pongo en duda que se portarán ustedes como hombres.
Puede usted tener la seguridad de ello. ¡Viva España! Mi Teniente Coronel – dice el teniente Roca.
-¡Viva siempre España! – contesta el jefe del sector.

Sigue relatando Conill en su diario: “La conferencia ha terminado, y con ello entendemos que no hay que contar ni con la esperanza de que lleguen refuerzos.
Son las 12 de la mañana del 25 de agosto de 1937.
Se ha terminado todo. La suerte del Tercio de Montserrat está echada. Poco después el Teniente Roca ordena replegarse a sus hombres, sin municiones ya, hasta el último baluarte “La Casa del Cura” y desde allí bravamente superándose a sí mismo, ordena la carga a la bayoneta sobre las tropas enemigas acantonadas en el olivar, como única esperanza de llegar a enlazar con alguna avanzadilla nacional.”

En esta salida a la bayoneta resultó muerto el teniente Francisco Roca Llopis. Al frente de sus hombres inició la salida; avanzó entre una lluvia de balas y murió entre sus requetés, compartiendo la misma suerte que sus hombres. El balance final de la batalla para el Tercio de Montserrat fue el siguiente: de los 182 hombres sólo lograron salvar su vida cuarenta y seis: murieron en la lucha su teniente comandante; el alférez Capellán; sus cinco oficiales; sus diez sargentos; nueve cabos y 110 requetés.



La resistencia de tan pocos hombres frente a un enemigo tan superior durante cuarenta horas, hicieron fracasar el objetivo del ejército de la República de alcanzar Zaragoza. Por esta acción, el 12 de noviembre de 1943 se concedió a la 1ª y 2ª Compañías del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat, comandadas por el teniente Francisco Roca Llopis, la Cruz Laureada de San Fernando colectiva.

Un eslabón más de la historia de la cual ha sido protagonista un hijo de Peñíscola. Los restos del teniente Roca reposan en la Cripta-mausoleo de Montserrat.

En 1956 se creó la Hermandad de Excombatientes del Laureado Tercio de Requetés de Ntra. Sra. de Montserrat con el fin de, entre otros objetivos, perpetuar la memoria de los requetés muertos en combate; custodiar la Cripta-mausoleo donde reposan, en Montserrat, los restos de estos requetés y fomentar las prácticas cristianas. Para ello, anualmente, se siguen realizando salidas colectivas a aquellos lugares que fueron escenarios de los hechos de armas protagonizados por el Tercio de Montserrat, como Codo y Vilalba dels Arcs (Tarragona), para ofrecer una Misa y realizar un Via Crucis orando por todos los que allí perdieron la vida, amigos y enemigos en un verdadero gesto de reconciliación.
Quisiera agradecer a D Santiago Fernández su colaboración en la realización de este trabajo.

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