sábado, 21 de agosto de 2010

DECLARACIONES DE LA JUNTA DE GOBIERNO DE LA CTC ANTE EL FALLECIMIENTO DE DON CARLOS HUGO DE BORBON-PARMA

La Junta de Gobierno de la CTC nos remite para su publicación la siguiente nota.-


19 de agosto de 2010. El reciente fallecimiento de don Carlos Hugo de Borbón-Parma está generando en la prensa nacional e internacional una serie de noticias y comentarios acerca del carlismo que pueden resultar, en parte, contradictorios y confusos. Ante esta situación, la Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista, organización política que agrupa a la mayoría de los carlistas, se ve obligada a realizar las siguientes declaraciones:



1º. Don Carlos Hugo llegó a ser, en los años 60, una verdadera esperanza para muchos carlistas y españoles. Pero aquella ilusión se vió frustrada cuando don Carlos Hugo, adoptando una posición política incompatible con la ortodoxia carlista condensada en el lema de "Dios - Patria - Fueros - Rey", encabezó una grave desviación ideológica de la que nunca quiso rectificar. Este hecho, sumado a otros que sería complejo resumir, provocaron una grave crisis en el Carlismo que empezó a ser superada en 1986, gracias a la reconstitución de la Comunión Tradicionalista Carlista. En la actualidad no existe ningún vínculo político entre el carlismo organizado en esta Comunión y la familia Borbón-Parma.




2º. A la hora de la muerte no hay adversarios. El alejamiento en lo político que acabamos de describir no impide que los carlistas, a título personal, y en virtud de unos lazos afectivos, se unan a la familia Borbón-Parma en el dolor por esta pérdida elevando oraciones por el eterno descanso del difunto.



3º. Como responsables de la Comunión Tradicionalista reafirmamos, una vez más, nuestras convicciones monárquicas y legitimistas. Consideramos que la monarquía católica tradicional es el régimen político que más conviene a España. Pero no podemos reconocer la legitimidad de quienes han manipulado la institución monárquica poniéndola al servicio de la revolución. En consecuencia, la actual orfandad dinástica que sufrimos junto a todos los españoles no nos exime del deber de trabajar por una sociedad tradicional, para que un día, cuando Dios quiera, sea posible un rey tradicional. A esta tarea social y política convocamos a todos los españoles de buena voluntad.



JUNTA DE GOBIERNO DE LA COMUNION TRADICIONALISTA CARLISTA María Cuervo-Arango (presidenta), Javier Garisoain (secretario general), Domingo Fal-Conde, Carlos Ibáñez Estévez, Carlos Ibáñez Quintana, Enrique Izquierdo, Javier López, Javier Zazu, Félix Zorrilla, Jesús Blasco, José Fermín Garralda, Conrad López, Manuel Onrubia, Carlos Ram de Viu y Jose María Salvo.




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1 comentario:

Anónimo dijo...

Para algunos el precio de la continuidad de la CTC es elevar a estrategia permanente la indefinición dinástica consensuada en 1986. Para los mismos "algunos" ello equivale a una tácita desaparición de D. Javier I de la lista de Reyes Carlistas y de la consiguiente identificación del mismo y sus descendientes con la Dinastía Legítima.
Eso parece deducirse de la consideración de "personal" de toda relación entre los carlistas y la Familia Borbón Parma que establece la nota de la CTC, en un intento de contentar a todos sin obviamente conseguirlo.
La actuación política de S.A.R. Don Carlos Hugo lo inhabilitó como Rey y lo frustró como líder. Pero la pérdida de la legitimidad de ejercicio no afecta a su capacidad de transmitir a sus hijos la de origen, que les confiere el derecho y el deber de continuar la empresa histórica del Carlismo como vástagos de la Dinastía Legítima.
Otra cosa es que ellos acepten esa misión y las responsabilidades y cruces que conlleva.
Eso es cosa de ellos. En primer lugar de Don Carlos Javier. Ser Duque de Parma es tarea fácil. Jurar la dedicación de su vida al servicio de Dios, de la Patria, de las Libertades y de la Legitimidad y reclamar consiguientemente la Corona de España es, reconozcámoslo, tarea más ardua. Pero es el imperativo de su sangre.
Cualquiera que sea la respuesta de Don Carlos Javier y subsidiariamente de sus hermanos, lo que no puede hacer la CTC es cegar canales de contacto y con ellos posibilidades de continuidad dinástica, por remotas y aun utópicas que, hoy por hoy, aparezcan.
En el aspecto práctico, el problema del eventual cambio dinástico en España no es prioritario, cuando lo que está en juego es su superveniencia como nación, ante la incapacidad de la monarquía liberal y la descomposición del cuerpo social.
Lo cual justifica que la CTC debe seguir en la brecha. Pero sin equívocos, que pueden volverse en su contra.
De momento lleguen al Cielo nuestras plegarias por Don Carlos Hugo y nuestra condolencia a su Familia, en estas horas de dolor. Y no sólo por afección personal.