
Las tropas carlistas formaron en los lugares convenidos. Al paso de Carlos VII se rompió la disciplina: los voluntarios aclamaban al rey, que era seguido por los batallones y escuadrones. Al llegar al puente de Arnegui, las tropas francesas rindieron honores reales a D. Carlos. En ese momento volvió su cabeza a España y con voz firme exclamó: ¡¡VOLVERÉ!! Los vítores al Rey y al carlismo eran acompañados por los sones de la Marcha Real.
Mientras las fuerzas carlistas pasaban la frontera, se oían los disparos de los voluntarios catalanes del Batallón de Gandesa, comandados por el coronel Agramunt, Lo capellà de Flix, que trataban de contener a las avanzadillas alfonsinas.
Culminaba así la Tercera Guerra carlista con la victoria de la España liberal sobre la España católica-monárquica que, efectivamente, ha vuelto para luchar unas veces en el campo de batalla y otras, la mayoría, en la política, por los principios de Dios, Patria, Fueros y Rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario