24 de marzo de 2011.
La familia ha invitado al prior y cronista de la
Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz al funeral de José Ángel Zubiaur, celebrado en la parroquia de Cristo
Rey de Pamplona a las 6 y media de la tarde. También han asistido entre los
fieles otros caballeros como (...). El día ha sido verdaderamente primaveral y
la tarde deliciosa. Prior y cronista han asistido a las 6 de la tarde a la
manifestación Vida Sí – Aborto No, y después han acudido rápidamente a
dicha parroquia, donde tenían un lugar reservado enfrente de la Piedad de la
Hermandad tallada por López Furió, y de la Cruz votiva de la Hermandad que,
colocada ex profeso en el presbiterio, lucía los colores de la bandera de
España en su palo.
Han concelebrado once sacerdotes junto al oficiante,
que era el P. Sagüés, S.J. Recojo un resumen de la homilía según las notas
tomadas por este cronista. El P. Sagüés dijo así:
Estamos aquí como homenaje
–y subrayo, dijo, la palabra- a José Ángel. Os voy a presentar mis reflexiones
desde mi fe cristiana. El Señor nos ha convocado y reunido para celebrar la
Eucaristía , que es la suprema acción de gracias, el agradecimiento de los
agradecimientos, lo que en el Antiguo Testamento significa un superlativo como
la mejor manera de dar gracias.
Damos gracias por la muerte y
resurrección de Jesús, que es el más importante de todos los muertos. Jesús nos
convoca porque uno de los hijos, de sus seguidores -pues José Ángel nació en el
bautismo-, ha entrado definitivamente en el misterio de Su muerte. Ha entrado
en Él, por Él y para Él. Por eso he dicho homenaje, que en rigor es la
palabra que le corresponde.
“Queremos ver a Jesús”, dijeron
algunos griegos a los apóstoles, cuando estaban en el atrio de los griegos del
templo de Jerusalén. “Ver” para los griegos es su verbo preferido, como para
los romanos es “hablar” y para los hebreos “escuchar”. Ver la totalidad. No destotalizar
la totalidad. Juan pone en boca de Jesús la respuesta: “pronto va a ser
glorificado el Hijo del Hombre”. Es como decir: este cuerpo que véis, pasa,
siendo glorificado sólo en la resurrección. Jesús apunta a la
Esperanza , a la Suya , la de Jesús de Nazaret, la de todo hombre.
He tratado de cerca a José
Ángel durante los siete últimos años. Hemos hablado mucho de sólo lo divino. Lo
que daba más paz y sosiego a José Ángel era recordar esto: que recorrió el
mundo del brazo de San Fco. Javier. Era como un misionero que estaba contento
por el entusiasmo que veía hacia la Iglesia Católica en los lugares que fue el
santo. Esto le daba más consuelo que sus andanzas políticas que conmigo trataba
de obviar. Bastante cansado y decepcionado llegó a estar del mundo.
Fue un firme defensor de la
Iglesia , defensor de la familia humana y cristiana. Estoy hablando de lo que
aprendí de él. Estaba muy orgulloso de su mujer, sus hijos y sus nietos. Dios
le dio la gracia de ser un hombre de ley, amigo de la norma como jurista que
fue, y tenía un gran amor hacia sus deberes para con Dios y los demás. Puso
mucho esmero en adquirir para sus hijos un ejemplar de los Evangelios de la
liturgia de cada año. Aprendió en los luises y kotskas el
contacto directo con el Evangelio.
Tuvo un amor apasionado hacia
su patria grande, España; hacia su patria chica, Navarra, a la que deseaba que
le reconociesen sus derechos y no que se los concediesen; hacia su patria
espiritual que es la Iglesia.
Dominaba la doctrina social de
la Iglesia , tanto que a mi me hacía sonrojar. Fue muy devoto de los beatos
Juan XXIII y Juan Pablo II. No era nada anticuado; todo lo contrario.
Sabía que no se puede dar la
vida sin dar antes la vida propia. No se puede resucitar en Cristo sin Él. La
muerte cristiana es abrir la puerta de la resurrección. La muerte es la espina
dorsal del cristiano, y lo es desde que nace para llevar la Cruz del Señor. Y
Jesús no quita a nadie las ganas de vivir, sino que la aumenta. Tampoco quita a
nadie el miedo a la muerte, pues Él también tuvo miedo; pero a ello Jesús añade
la Esperanza. Sufrimiento , dolor y muerte… cuyo final es la resurrección.
José Ángel era miembro de la
Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz y de la Hermandad de la Pasión.
Sabía que hay cosas que para ser verdaderas tienen que ser eternas, que por ser
verdaderas son bellas, y todo ello se confunde en Cristo, hijo de Dios.
Que la Virgen , cuya devoción
en su advocación de la Virgen de Ujué, aprendió en los luises y kotskas,
lo presente a Jesús, y que ambos lo presenten al Padre.
Al final de la Santa Misa , el nieto José
Ángel que lleva el mismo nombre que el difunto, leyó un testimonio conmovedor,
perfecto en su forma y fondo. Recordó que su abuelo tuvo siempre presente el
lema de que “Ante Dios nunca será héroe anónimo”, y defendió el reinado
social de Jesucristo. Recordó otras cuestiones capitales, acabando con el Ave Crux - Spes Única.
Seguramente José Ángel tendrá la amabilidad de poner a disposición de
todos su testimonio.
Agradecemos a la familia, y a nuestro José Ángel, su
delicadeza por invitar expresamente a la Hermandad a estar presente en el
funeral, y a exponer ante el mundo entero la Cruz votiva de la Hermandad
colocada junto a la Piedad de la que es propietaria. Dicha Cruz con el
crucificado es la misma Cruz de Cristo por Quien ofrecieron la vida muchos
voluntarios y compañeros del finado José Ángel, así como todos aquellos que
sobrevivieron la Cruzada para rehacer una España desde los cimientos, tras los
horrendos destrozos causados durante largo tiempo por la Revolución radical,
fruto del olvido del reinado social de Jesucristo.
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