sábado, 16 de febrero de 2008

El Coronel D. Joaquín Ferrer, comandante general del Maestrazgo

Breve reseña biográfica a los 135 años de su muerte en la acción de Castell de Cabres.

Cristóbal Castán

“ La columna de las Atienzas mandada por el Capitán del Regimiento Granada, Vila, batió a las siete de la mañana de hoy en Castell de Cabres a la facción Ferrer, haciendo de 18 a 20 muertos, entre ellos el cabecilla y Cisco de Vallibona, varios prisioneros contándose el conocido como Coqueta y bastantes heridos.
Por parte de la columna 1 herido y 4 contusos. Coqueta ha entregado 139 duros pertenecientes a la partida .
Lo que me apresuro a poner en conocimiento del público para su satisfacción.
Castellón, 28 de febrero de 1873.
Eduardo March”
[1].

Con este telegrama anunciaba el Gobernador Militar accidental de Morella al Gobernador de la provincia de Castellón, la muerte del comandante general de los carlistas del Maestrazgo, D. Joaquín Ferrer, el 28 de febrero de 1873 en una emboscada en torno a la población de Castell de Cabres.

¿Quién era Joaquín Ferrer? Su vida, como la de muchos otros carlistas, es una vida de lucha, de sacrificio y persecución por los ideales de la Monarquía Tradicional. Las primeras noticias que tenemos sobre él son su participación en la Guerra de los Siete Años, contando con tan solo 17 años; a los 22 años es ascendido a Capitán de Infantería. Cuando el General Cabrera organiza las Compañías de Miñones sitúa a su frente a los jóvenes capitanes Gamundi y Ferrer. Los Miñones de Cabrera alcanzaron gran celebridad por su arrojo y valentía en las acciones más audaces. Por méritos de guerra es ascendido a Comandante y se le concede la Cruz de 1ª Clase de la Real y Militar Orden de San Fernando. Con la caída de Morella en 1840 es hecho prisionero y al serle concedida la libertad se establece en su pueblo natal, La Galera, cerca de Tortosa.

A pesar de la derrota el carlismo seguía activo, y las autoridades liberales de Tortosa consideraban a Joaquín Ferrer como un adversario decidido y de gran prestigio, por lo que fue encarcelado en diversas ocasiones en las prisiones de Tortosa, Morella y Castellón.

Muestra de su continuo trabajo por la causa carlista es su participación en el fallido levantamiento del general Ortega en 1860, que se proponía proclamar a Carlos VI. El intento de alzamiento fracasó en san Carlos de la Rápita, con la posterior ejecución del general D. Jaime Ortega y el encarcelamiento del Rey Carlos Luis.

Pero a pesar de todo la llama del carlismo no se apagó en las tierras del Baix Ebre y del Maestrazgo. En 1872 Carlos VII llamaba a las armas al pueblo carlista en defensa de la Tradición, y el Comandante Ferrer no dudó en sumarse a la lucha. A finales de noviembre de 1872 fue nombrado Comandante General de los carlistas del Maestrazgo, con el empleo de Coronel.

Sobre su personalidad son interesantes los datos que nos ofrecen algunos cronistas liberales en sus obras, en ellas se demuestran la rectitud y honradez del coronel Ferrer: “Este nuevo jefe en quien el partido carlista cifraba grandes esperanzas se encargó del mando de todas las fuerzas y supo con su conducta atraerse las simpatías de los pueblos”[2].

Entre las acciones armadas en las que tomó parte, destacan las entradas en Bot y Gandesa, importantes poblaciones de la comarca tarraconense de la Terra Alta. El 9 de enero de 1873, junto a las fuerzas de Cucala y Panera, hizo frente a los carabineros y milicianos que trataban de detenerlos en la población de Peñarroya de Tastavins (Teruel), produciéndoles importantes bajas, logrando evitar su captura. También hubo pérdidas en el campo carlista, produciéndose una gran dispersión de las partidas a causa del fuerte hostigamiento al que eran sometidas por las fuerzas liberales. Relata así el hecho Pascual Cucala en su Diario:

“A las nueve de la noche se nos presentó una columna de novecientos guardias civiles y carabineros; nosotros llevábamos 500 carlistas mal armados; y viene el oficial que andaba de patrulla y me dijo que la guardia de la parte de Beceite estaba haciendo fuego; salí a la calle, me asomé al camino de Herbés y me dispararon cuatro tiros a tres pasos. En el momento yo llamé seis carlistas que había en una casa y los perseguimos hasta fuera de la población y dejé a los seis carlistas. Me vuelvo y recojo hasta veintiocho carlistas. Por la parte de la montaña salió el Comandante General con toda la fuerza y el enemigo le rechazó y vuelve otra vez dentro del pueblo; entonces salgo yo con veintiocho carlistas por la parte del llano y me hacen una descarga sa(.……....)cientos carabineros y civiles y los perseguimos, los dispersamos y les cogí tres prisioneros; entonces salieron todos los carlistas de dentro de la población y el fuego duró hasta las once de la noche. Nosotros tuvimos un muerto y dos heridos y un caballo muerto, y ocho prisioneros dentro del pueblo; y fue porque los paisanos no les dejaron salir de sus casas y el enemigo tuvo nueve muertos y dieciocho heridos y tres prisioneros.
Tomamos la marcha al pueblo de Vallibona y de allí el Comandante General tomó la dirección al pueblo de Rosell, y yo a las diez de la noche al barranco de Vallibona.”
[3]

Pero la proclamación de la I República (11 de febrero) y las tensiones internas que se generaron en el bando liberal, permitieron una reorganización de las fuerzas carlistas bajo el mando de Ferrer y Pascual Cucala, que recorrían libremente las tierras del Maestrazgo. Sin embargo, cuando más esperanzado era el futuro para los carlistas llegó la muerte para el Coronel Ferrer: en la madrugada del 28 de febrero de 1873 el capitán Vila, que mandaba una columna del Regimiento de Granada, tuvo noticias de que Ferrer y sus hombres pernoctaban en Castell de Cabres. Los soldados liberales esperaron emboscados en la oscuridad la salida de los carlistas, y cuando ésta se produjo se inició una descarga que acabó con la vida del valeroso e ilustre carlista D. Joaquín Ferrer y la de otros combatientes carlistas. Los supervivientes lograron pasar a Cataluña y al poco tiempo surgieron nuevas partidas que llegaron a agrupar a unos 5000 carlistas de todo el norte del Reino de Valencia y sur de Cataluña, que continuaron hasta julio de 1875 la guerra contra el liberalismo.

Sus restos fueron inicialmente enterrados en Castell de Cabres y posteriormente trasladados –recibiendo honores militares- al cementerio de La Galera, su pueblo natal, donde reposan con los de su esposa Francisca Navarro i Brull, fallecida en 1895.

[1] Boletín Oficial de la Provincia de Castellón, Nº 106, lunes 3/03/1873.
[2] Kostka, Estanislao de, : Efemérides de la Guerra Civil en el Alto Maestrazgo. Morella, 1877.
[3] http://www.aulamilitar.com/pagiht50.htm

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