Hoy hace 75 años, un 6-7 de octubre de 1936, se desarrollaron unos tristes hechos que quedaron grabados en la
memoria de Benicarló, una pequeña ciudad del norte de Castellón, y en especial
en la de dieciséis familias que perdieron aquel día a sus seres más queridos. Todo se inició el día 5 de octubre de 1936, cuando en conmemoración del 2º aniversario de la
Revolución de Asturias, el Comité Revolucionario de la población ordenó por
medio de un bando, la celebración al día siguiente del llamado “Día rojo”,
declarándolo festivo y prohibiendo las salidas de la población. Durante ese
día, y en días anteriores, “escopeteros” del Comité detuvieron a varias decenas
de vecinos de Benicarló, la mayoría de ellos miembros o simpatizantes de la
Comunión Tradicionalista (previamente se habían incautado de la lista de socios
del Centro Instructivo Tradicionalista), de la Derecha Regional Agraria más
algún falangista, que fueron conducidos hasta el cuartel de la Guardia Civil,
en ese momento desocupado, en lo que fue el Convento de San Francisco. Algunos
niños de entonces recuerdan la presencia el día 6 de octubre de dos camiones
aparcados junto al campanario, frente a las puertas de la sede del Comité, con
unas calaveras pintadas en su carrocería: eran los “camiones de la muerte”
preparados para cargar y llevarse a los detenidos que iban a ser asesinados.
La noche del día 6 doce vecinos de Benicarló fueron
cargados en un camión escoltado por un grupo de milicianos y conducidos hacia
Sagunto, donde en los primeros kilómetros de la carretera de Teruel, en las
proximidades del cementerio, serían fusilados. Era la madrugada del 7 de
octubre, festividad de la Virgen del Rosario, de la que tan devotos eran la mayoría. Las doce
víctimas eran: Santiago Añó Doménech, médico; Pedro Añó Doménech, herrador;
Ramón Pruñonosa Coll, cartero; Alberto Asensi Ferrer, viajante de harinas; Pascual Pitarch
Castillo, labrador; Vicente
Jovaní Marín, comerciante; José Mª Añó Añó, industrial;
Emilio Alberich Pla, estudiante; Pedro Ramón Gómez, jornalero; Ricardo Cortina
Campos, mecánico y jornalero; Gabriel Ruiz Añó, empleado de banca; e Ismael
Cardona Peris, comerciante. Pero aún habrían más crímenes ese triste día 7 de
octubre. Dos se llevaron a cabo en el término de Santa Magdalena: el de Manuel
Masip Ramón, constructor de carros y el de Joaquín Foix Villarroya, ganadero;
uno en Torreblanca, el de Miguel
Pitarch Ferrer, panadero. (a) La loca panadera y uno en Benicasim, el de José Sales Bolta,
industrial. Tal vez no fue ajena a estas muertes masivas la presencia y
actuación en la provincia de la denominada “Columna de Hierro” que actuó conjuntamente con milicianos locales.
De todos los asesinados en aquel fatídico día
queremos destacar a ocho de ellos por su condición de activos y comprometidos
carlistas. Estas son sus reseñas biográficas:
Emilio
Alberich Pla.- 1916-1936. Natural de Benicarló, estudiante de Derecho, hijo
de Pablo y de Concepción, soltero. Era presidente de la Juventud Tradicionalista
de Benicarló y un activo militante carlista.
El 6 de octubre de 1936 fue detenido en su domicilio
de la calle
Ferreres Bretó por dos milicianos a las órdenes del Comité
local y encerrado, junto a numeroso grupo de vecinos de la ciudad, en las
dependencias de lo que fue el Convent de
Sant Francesc. Fue asesinado a los 19 años en Sagunto la madrugada del 7 de
octubre de 1936 junto a once benicarlandos más. Su cuerpo recibió sepultura en
Benicarló el 22 de agosto de 1939.
Pedro Añó
Doménech.- 1893-1936. Natural de Benicarló, era ayudante veterinario y
herrador. Casado con María Añó Anglés, presidenta de la agrupación local de
Margaritas, tenían tres hijos: Pilar, Dolores y Pedro. Pertenecía a una amplia
saga familiar vinculada al carlismo y muy conocida en la comarca por su labor
como veterinarios (“els menescals”).
Era hijo de Santiago Añó Esteller - muerto en 1924-, un destacado carlista, que ocupó cargos de
responsabilidad como la presidencia del Círculo Tradicionalista de Benicarló.
Pedro Añó, ostentó entre 1932 y 1935 el cargo de Jefe local de la Comunión Tradicionalista.
Fue detenido el 6 de octubre en su domicilio de la calle Dr. Pera nº 1
por dos milicianos del Comité de Benicarló y asesinado en Sagunto en las proximidades del cementerio la
madrugada del día 7. Tenía 43 años.
Santiago Añó
Doménech.- 1884-1936. Natural de Benicarló, era médico. Casado con Avelina
López Jaria, tenían cinco hijos: Jaime, Avelina, Nieves, Álvaro y Alejandro. Al
igual que sus hermanos Pedro y Federico heredó el activismo carlista de sus
mayores. Simultaneó los estudios de Medicina y Veterinaria en Zaragoza,
terminando ambas carreras con brillantes calificaciones. Ejerció como médico
siempre en Benicarló; por su celo y
dedicación a sus pacientes era muy querido en el pueblo, donde contaba
con la mayor parte de la iguala médica. Era también médico de los Ferrocarriles
del Norte y de la Compañía
del Puerto.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera ocupó por dos veces
el cargo de Alcalde, realizándose bajo su mandato importantes obras como la
construcción del Colegio Marqués de Benicarló, el reinicio de las obras del
puerto o la construcción de la actual Capilla del Stmo. Cristo del Mar. Fue el
primer presidente de la
Asociación de Antiguos Alumnos de La Salle de Benicarló. También
presidió la Cámara Agrícola
Local. Amante de la cultura y las tradiciones valencianas
colaboraba con “Lo Rat Penat”,
colgaba de su balcón una “senyera”
durante las festividades y escribía artículos en valenciano en el semanario
local “Comarca”. Como señalaba su hijo, D. Álvaro Añó, “como buen carlista
unía a su interés por la patria chica un entrañable amor a España”. Los
temas de sus artículos eran casi siempre religiosos y reflexiones sobre el
ambiente laicista que se vivía, animando a los lectores a permanecer fieles a
las tradiciones religiosas. Sus escritos, titulados “Enyorances” (donde
se dolía recordando la actividad religiosa anterior a las prohibiciones y
denunciaba la pérdida de valores cristianos en la sociedad) y “Evangèlica”
(comentarios del Evangelio con conclusiones para la vida personal y
social), los firmaba con el pseudónimo de “Capblanc”. Dentro del
carlismo desempeñó el cargo de Jefe del Distrito de Vinaroz de la Comunión
Tradicionalista. Fue un gran animador de
las actividades culturales y sociales del Círculo Tradicionalista de Benicarló:
música y representaciones teatrales (en las que ejercía de apuntador), entre
otras. Durante los años de la
República hubo de soportar insultos y muestras de hostilidad
por parte de sectores contrarios.
Iniciada la
Guerra , siguió ejerciendo como médico. Oculto en la casa
familiar estaba su hijo Jaime Añó López, que se había destacado por su
participación en múltiples actividades carlistas. En los primeros días de
octubre de 1936 los dirigentes del Comité se apoderaron de las listas de socios
del Círculo Instructivo Tradicionalista, y con ellas empezaron a detener a sus
miembros más destacados. Su apresamiento se produjo por medio de un engaño,
pero que demuestra su gran espíritu de servicio: la noche del 6 de octubre un
hombre llama a su puerta - como tantas
otras veces habían hecho los vecinos de Benicarló en busca de ayuda - reclamando la visita del médico para atender
a su mujer enferma.
Entre él y su esposa Avelina se desarrolla este
diálogo:
- “Dice que su
mujer va de parto y me parece que es soltero”.
- “No vayas”.
- “¿A ti te
gustaría que el médico se negara a visitarte si te encontraras en la misma
situación?”
Accedió a visitar a la falsa enferma y fue detenido.
Durante el día anterior y esa noche fueron sacados de sus casas otros muchos
vecinos de Benicarló. Junto a parte de esos detenidos fue conducido, la
madrugada del 7 de octubre de 1936,
a las afueras de Sagunto, siendo allí fusilado. Tenía 51
años.
Alberto Asensi
Ferrer.- 1912-1936. Natural de Santa Bàrbara (Tarragona). Viajante de
harinas, era hijo del propietario de la fábrica “La Perla Levantina ”
situada en el Paseo Febrer i Soriano. Soltero, hijo de Ramón y de Emilia.
Formaba parte de una familia muy ligada al carlismo. Por su oficio y
posibilidades de movilidad era el enlace del Requeté en las actividades
preparatorias del alzamiento.
El 27 de septiembre de 1936 dos activos milicianos
del Comité de Benicarló acudieron a su casa preguntando “¿Dónde están los hombres?” Ya que en ella sólo se encontraban su
madre y su hermana. Al no hallarlos su despedida fue “Ya nos veremos más tarde…” Como así fue. El 4 de octubre se
encontraba Alberto Asensi sentado a la puerta de su casa, volvieron los dos
milicianos y al verle, uno de ellos, el que era de Benicarló le dijo al otro
apodado “El Murciano”: “Ése es”. Fue
conducido al cuartel de la
Guardia Civil , en el antiguo convento de San Francisco, donde se encontró con otros correligionarios y amigos, y conducido a Sagunto la
madrugada del día 7 de octubre de 1936 junto a los otros once benicarlandos. Cuando
fue fusilado tenía 23 años. Fue enterrado en Benicarló el 22 de agosto de 1939.
1 comentario:
Descansen en paz e intercedan por nosotros estos valientes
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